St Vitus’s dance is apparently no less an affliction for South Americans, to judge by the first and last songs of Alberto Ginastera’s
Cinco Canciones Populares Argentinas. Both
Chacarera and
Gato involve the pianist in mind-bending combinations of triple and duple rhythms, thankfully slowed to a gentle lilt in the wistful cadences of the central song,
Zamba. Ginastera (1916–1983) was a leading figure in Argentinean music, both as composer and teacher, a founder-member of the Composers’ League of Argentina and honoured by academic foundations not only in Buenos Aires, but also in Chile, Brazil and the USA. A confirmed nationalist in his early works, he later adopted a more radical style that he called Neo-Expressionism, partly as a result of studies in the United States. Even early folk-based works like these songs (composed in 1943 at the age of 27) are spiced with modernistic tonal clashes and Bartókian cross-rhythms, and have a generally leaner texture than those of his more traditional contemporaries. This not only lends bite to the more extrovert numbers but also tempers the sweetness of the lullaby,
Arrorró, and gives a sense of space to the distant calls in the piano introduction to
Triste.
from notes by Roger Vignoles © 2002
El baile de San Vito no es, aparentemente, una aflicción menor para los sudamericanos, a juzgar por las canciones primera y última de
Cinco Canciones Populares Argentinas de Alberto Ginastera. Tanto Chacarera como Gato envuelven al pianista en combinaciones alucinantes de ritmos dobles y triples, afortunadamente aminoradas hasta llegar a las suaves cadencias nostálgicas de la canción central,
Zamba. Ginastera fue una figura principal de la música argentina, tanto en su calidad de compositor como de maestro, un miembro fundador de la Liga de Compositores de Argentina y laureado por fundaciones académicas no sólo en Buenos Aires, sino también en Chile, Brasil y EE.UU. Nacionalista confirmado en sus primeras obras, adoptó más adelante un estilo más radical que denominó neo-expresionismo, en parte debido a sus estudios en los Estados Unidos. Incluso obras tempranas con base folclórica como estas canciones (compuestas en 1943 a la edad de 27 años) están salpicadas de choques tonales modernistas y ritmos cruzados de Bartók y poseen, por lo general, una textura más nutrida que aquéllas compuestas por sus contemporáneos más tradicionales. Esto no sólo proporciona sustancia a los números más extrovertidos, sino que también templa la dulzura de la canción de cuna,
Arrorró, y proporciona una sensación de espacio a las llamadas distantes en la introducción con piano de
Triste.
extraído de las notas de Roger Vignoles © 2002
Español: Jacqueline Cockburn